lunes, 20 de mayo de 2013

MUAC - Museo Universitario de Arte Contemporáneo


Algo breve y a cuatro años de su apertura


Ubicado en un edificio diseñado por Teodoro González de León para el Centro Cultural Universitario, el Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, fue inaugurado en noviembre de 2008. Poseedor de la primera colección pública de arte actual de nuestro país, este museo ha sentado un nuevo paradigma para la creación artística, la construcción de conocimiento y el aprendizaje significativo de sus públicos, siempre en un marco de debate, experimentación y crítica donde el eje de la acción museística es el individuo.

Sus programas y proyectos son un referente para el estudio, interpretación, exhibición y difusión del arte actual, de 1952 en adelante. Inserto en el ámbito universitario, el MUAC promueve el trabajo interdisciplinario, pero también procura su presencia en la escena museística nacional e internacional.

Con un programa dinámico, de vanguardia que comprende exposiciones de artistas visuales nacionales e internacionales, arte sonoro, acciones performáticas, audiovisuales, cinéticas y de artes escénicas, el MUAC construye un espacio de primer orden para la apreciación y disfrute de las manifestaciones artísticas contemporáneas.

MISIÓN  
El Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, preserva, comunica y difunde el arte contemporáneo, entendiéndose como un espacio complejo del saber donde se producen experiencias sensibles, afectivas y de conocimiento, que permiten a sus públicos relacionarse reflexiva y vitalmente a partir de sus propios intereses y condiciones socio culturales. 
La gestión de los programas y proyectos del MUAC se concibe integralmente, bajo una premisa de rigor, vanguardia y de construcción de comunidad, universitaria y extendida.
 
PROGRAMA CURATORIAL 2012 - 2013
El programa expositivo del MUAC es de carácter temporal y, después de experimentar a través de ciclos temáticos, en el 2012 se renueva y propone diversas modalidades expositivas: Genealogías/Contextualespresenta exposiciones académicamente solventes de figuras y movimientos modernos y contemporáneos.Sexta sur se dedica a proyectos específicos con artistas emergentes. Experimentación y procesos incluye artistas que  desarrollan proyectos expositivos y editoriales que implican procesos de trabajo e investigación pedagógica. Sala 9 (780 m2) considera obras de gran escala de sitio específico con artistas nacionales e internacionales de generación intermedia. 





Museo Nacional del Virreinato


Tepotzotlán:

El nombre de Tepotzotlán es de origen náhuatl y significa “entre jorobados”. Es probable que esta atribución se deba a que la cabecera municipal se localiza frente a elevadas montañas que tienen la configuración de jorobas. El jeroglífico que distingue a la población proviene del Códice Osuna y muestra a un jorobado sentado sobre un cerro.

Hace años...

Los otomíes fueron los más antiguos pobladores de esta región que habitaron hasta el establecimiento de la cultura teotihuacana cuyo florecimiento ocurrió en el período clásico (100 a 700 d.C.) y decayó con el advenimiento de la cultura tolteca de Tula, la cual permaneció vigente hasta el año 1031 de nuestra era. Más tarde, los chichimecas acaudillados por Xólotl encontraron abandonada la ciudad de los toltecas y se asentaron en ella, antes de fundar su señorío de Tenayuca.
Los guerreros de Xólotl llegaron a Chapultepec y Coyoacán donde encontraron comunidades con cultivos y tradiciones distintas. Esta interacción con otros grupos no derivó en combates sino en alianzas por medio de casamientos entre distintas comunidades. Pronto estos grupos chichimecas aprendieron nuevas costumbres y perfeccionaron su sistema de organización política, social y religiosa. Éste fue el origen de un poderoso gobierno que se fortaleció en el siglo XII cuando Quinatzin estableció una alianza con el grupo mexica. Finalmente, en 1460, Quinatzin III fundó el señorío independiente de Tepotzotlán.
De este periodo prehispánico se han encontrado en una vasta zona de la cabecera municipal utensilios y fragmentos de cerámica, así como frescos en cuevas y vestigios de construcciones antiguas, correspondientes a la época en la que floreció la cultura teotihuacana. Los objetos prehispánicos más relevantes hasta el momento son dos monolitos que representan la dualidad vida y muerte.
Como testimonio de este periodo, el pueblo de Tepotzotlán conserva la traza urbana prehispánica dividida por dos calzadas entrecruzadas que forman cuatro barrios: Tlacateco, Texcaco, Amaxac y Tepuxacapan, los dos últimos fundidos en uno solo conocido como San Martín.
La historia prehispánica de Tepotzotlán culmina con la llegada de los españoles el 3 de julio de 1520, siendo gobernador Macuilxochitzin. Este momento quedó plasmado en una lámina de lienzo de Tlaxcala en la que se observa en el margen superior derecho la imagen de un jorobado en un teocalli. En esta escena aparecen también los indígenas del lugar que opusieron resistencia al ejército de Hernán Cortés cuando huía de Tenochtitlán, después de la derrota de la “Noche triste”.
Tepotzotlán, centro de formación jesuita
Tepotzotlán fue el noviciado de los jesuitas en el México virreinal. Es decir, fue el lugar al que llegaban los jóvenes de distintas regiones del virreinato para estudiar, prepararse y poder así ingresar en la Compañía de Jesús. Aquí se formaron la mayoría de los jesuitas mexicanos que después sobresalieron en distintas actividades de la compañía,  ya fuera  como maestros en los colegios de las principales ciudades o trabajando con los indígenas de las misiones ubicadas en los territorios del norte, los  más lejanos y desconocidos de entonces. En sus aulas enseñaron eminentes maestros que destacaron en la cátedra, la predicación, la filosofía, la teología, las letras clásicas y las ciencias.

Los primeros jesuitas
Los primeros jesuitas establecidos en el lugar, dirigidos por el padre Hernán Suárez de la Concha, fueron Juan de Tovar, Diego de Torres, Juan Díaz y Pedro Vidal. Habitaron provisionalmente las casas parroquiales sin tomar a su cargo el curato.
El historiador Francisco Javier Alegre apunta que se eligió Tepotzotlán porque la localización apartada de este pueblo se consideró particularmente propicia para formar a los novicios en una “perfecta abstracción y despego de todo lo temporal”.
El Colegio Noviciado de Tepotzotlàn
Fundado en 1586, tenía el propósito de formar a los jóvenes que ingresaban en la Compañía de Jesús. La formación era tanto académica como religiosa. La tranquilidad del ambiente y lo apacible del paisaje invitaban al florecimiento del espíritu y la mente.
El Colegio adquirió fama como lugar de retiro y solaz espiritual elegido por los padres de la Compañía para sus períodos de descanso tras las arduas labores en las misiones del norte del país. De igual manera, se convirtió en centro escogido por intelectuales para realizar obras literarias o investigaciones históricas; tal fue el caso de Carlos de Sigüenza y Góngora, renombrado pensador e intelectual, y de cronistas de la Compañía como los padres Florencia y Francisco Javier Alegre.

Una breve historia...


El edificio que ahora alberga al Museo Nacional del Virreinato tiene una larga historia. Tratándose de una importante fundación de la Compañía de Jesús, se instauraron aquí tres colegios para los niños indígenas y para los propios jesuitas y a pesar de que fue abandonado durante un largo periodo después de la expulsión de esta orden, sus cualidades estéticas y artísticas lo salvaron de la destrucción total, sin que por ello estuviera exento del deterioro. Sus características particulares hicieron del colegio jesuita el sitio idóneo para albergar un museo nacional que resguardara la historia del México virreinal. Como parte de una política gubernamental orientada a mostrar en distintos recintos la historia de México en sus diversas etapas, se inició la restauración de este edificio para que albergara el Museo Nacional del Virreinato. 
Al nuevo museo se le dotó de un acervo con numerosas piezas de valor artístico e histórico que, por su variedad y calidad, pronto constituyeron una de las colecciones más importantes, incluyendo pintura, escultura y artes aplicadas como la platería, la cerámica, la porcelana, el vidrio, la herrería, las lacas, los textiles, la plumaria, etc.
En 1964, bajo el mandato presidencial de Adolfo López Mateos, el Museo Nacional del Virreinato fue inaugurado y desde entonces muestra al visitante dos espacios distintos y complementarios: el museo de sitio y el museo histórico. El museo de sitio ocupa la construcción original del colegio y muestra la historia de la Compañía de Jesús, así como la evolución estilística del edificio. El museo histórico lo componen las salas de exposición permanente que informan sobre la historia del México virreinal, desde el siglo XVI con la llegada de los españoles a territorio americano hasta el siglo XVIII donde las reformas borbónicas suscitaron cambios en todos los ámbitos y afectaron a las diversas manifestaciones sociales y artísticas del periodo: los talleres conventuales, los gremios, las monjas coronadas, los personajes novohispanos, etc.
Cuarenta y siete años después de que el Museo Nacional del Virreinato abriera sus puertas, éste continúa siendo un importante exponente, a nivel nacional e internacional, de la historia y el arte del México virreinal.




Museo Rufino Tamayo

Fundación...

La asociación civil Fundación Olga y Rufino Tamayo fue instituida en 1989 por el maestro Rufino Tamayo y su esposa, Olga, con el objetivo de apoyar la infraestructura museística, así como el desarrollo de los proyectos de investigación y programación del Museo Tamayo . 

Su misión es contribuir al fortalecimiento del patrimonio cultural en México apoyando las tareas de investigación, adquisición, presentación y difusión del arte contemporáneo, la colección de arte moderno y contemporáneo del Museo Tamayo, así como la obra de su fundador, Rufino Tamayo.

Su visión es consolidarse como la asociación civil de apoyo y fomento al arte contemporáneo más prestigiada de México y Latinoamérica mediante el fortalecimiento de la colaboración mixta entre el gobierno federal y la iniciativa privada. 

Algo de su Historia...


Desde finales de los años sesenta, Rufino Tamayo (Oaxaca, 1899 – México, 1991) comenzó a adquirir obras para conformar una colección de arte contemporáneo internacional. Con la finalidad de facilitarle al público mexicano un acercamiento al arte del siglo XX, el artista heredó esta colección para conformar el Museo Tamayo. Tamayo trabajó de cerca con los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León en el diseño y construcción del museo. Eledificio desde un principio se considerócomo una pieza más de la colección de arte contemporáneo. 


El  29 de mayo de 1981 se inauguró este recinto cultural con el patrocinio de Grupo Alfa y de la Fundación Cultural Televisa. Cinco años más tarde, el museo pasó a formar parte del patrimonio nacional bajo la administración del Instituto Nacional de Bellas Artes, con una reinauguración realizada el 9 de septiembre de 1986. En 1989 con el propósito de apoyar al museo para su óptimo funcionamiento, Olga y Rufino Tamayo crearon la fundación que lleva sus nombres:Fundación Olga y Rufino Tamayo.

Desde sus inicios, el Museo Tamayo concibió su colección como la materia prima para convertirse en un espacio dedicado exclusivamente al arte contemporáneo internacional. Si bien este recinto no es un museo en exclusiva sobre Rufino Tamayo sino sobre el contexto internacional del arte contemporáneo, sí representa el centro patrimonial y de investigación calificada acerca de la obra de este artista.

La vocación de contemporaneidad y de apertura al mundo, que alentaron a Tamayo, permanecen vigentes en esta institución en su compromiso de mantener la presencia del museo en el panorama del arte contemporáneo internacional.


 Contiene...

Con el acervo de obras de arte del siglo XX reunido y donado generosamente por Rufino y Olga Tamayo a México, el Museo Tamayo fue inaugurado el 29 de mayo de 1981 bajo el patrocinio de Grupo Alfa y de la Fundación Cultural Televisa. Se convirtió así en el primer museo en México que la iniciativa privada mandó construir y pensó financiar y operar. La primera dirección estuvo a cargo de Fernando Gamb
oa. Luego de algunas semanas al frente del museo, dejó su lugar aAlberto Raurell, quien falleció de manera trágica tras algunos meses de dirigir la institución. 

Quien empezó una gestión significativa fue el tercer director del museo, Robert Litman. Junto con su equipo curatorial y de trabajo, entre quien se encontraba Magda Carranza de Akle, actual integrante del Patronato de la Fundación Olga y Rufino Tamayo, llenó el museo con exposiciones de temas plurales que abarcaban una visión de la cultura mexicana, así como manifestaciones que incluyeron desde objetos artesanales, como los textiles mexicanos y embalajes japoneses, hasta diseño italiano de vanguardia. Litman puso a dialogar a David Hockney con Diego Rivera y a Ángel Zárraga con Robert Rauchemberg. Al cabo de los años, Tamayo consideraba que este programa se alejaba del objetivo primordial del museo que había fundado: acercar al público mexicano la colección de arte contemporáneo internacional que él junto con su esposa Olga habían conformado durante varios años. 


En consecuencia, Tamayo llevó a cabo una serie de pláticas con el gobierno federal, quien por su parte solicitó a Televisa que el Museo Tamayo pasara a ser administrado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Con una reinauguración el 9 de septiembre de 1986, el museo formó parte de la Red Nacional de Museos del INBA. En esta nueva etapa, Cristina Gálvez Guzzy fue la primera directora. En sus más de 12 años en el museo, presentó obras del acervo y con la participación del propio Tamayo estableció un ambicioso programa de exposiciones temporales. Además, en 1987, Gálvez realizó un homenaje nacional a Tamayo con motivo de sus 70 años como creador. La exposición ocupó todas las salas del Museo Tamayo, así como del Museo del Palacio de Bellas Artes. Con más de 625 obras −entre pinturas de caballete, murales sobre tela, dibujos y obras gráficas, provenientes de Europa, Asia, América del Sur y Estados Unidos−, se presentó el número más amplio de trabajos del artista hasta ahora.


Posteriormente, el museo estuvo dirigido por María Teresa Márquez. Su dirección se destacó por incluir en el programa de exhibiciones a artistas mexicanos significativos, como Juan Soriano, quien en su juventud abrió brecha en el arte mexicano con su pintura poética y desenfadada, así como Gabriel Orozco, artista contemporáneo reconocido a nivel internacional. En este sentido, una importante iniciativa de María Teresa Márquez fue la creación de la llamada Sala 7, con la curaduría de Taiyana Pimentel, quien presentó  las propuestas de artistas jóvenes como Miguel Calderón y Minerva Cuevas, lo que puso al museo a la cabeza de los programas de arte de vanguardia. En 2000 la dirección del museo estuvo a cargo de Osvaldo Sánchez. Durante su gestión amplió y consolidó un equipo curatorial y se presentaron tres muestras que perfilaron lo que sería el contenido programático del museo en la nueva etapa, además del trabajo con la colección permanente y la obra de Rufino Tamayo. Modernizó las instalaciones incluyendo las salas del museo, y comenzó un proceso de fortalecimiento de la Fundación Olga y Rufino Tamayo. 

En 2002 Ramiro Martínez asumió la dirección. Estableció un programa de exposiciones temporales crítico que buscó el balance entre la presentación de la obra de artistas internacionales de actualidad –como Douglas Gordon, Thomas Ruff, Luc Tuymans, Jeff Wall, entre otros– y la propuesta de representantes destacados de los años sesenta, setenta y ochenta, también provenientes de diversas latitudes.


En junio de 2009 se integró como directora Sofía Hernández Chong Cuy, cuya dirección artística buscó establecer la crítica de la experiencia estética con una serie de exposiciones y de programas para insertar al Museo Tamayo en una escena más dinámica y contemporánea. Es así como surgen las series expositivas Microhistorias y macromundosAcercamientos al acervoProyectos especiales, además de las iniciativas Volumen y Diálogos. En materia de publicaciones se creó la revista Rufino, la antología Microhistorias y macromundos, así como la revista en línea Rufino.mx


En enero de 2011 Carmen Cuenca Carrara tomó posesión como directora. Uno de sus objetivos es dar continuidad a los proyectos establecidos por Hernández Chong Cuy, y otorgar al público servicios de educación e interpretación para todo tipo de públicos.

Ampliación en el 2012...

El Museo Tamayo Arte Contemporáneo reabrió sus puertas el domingo 26 de agosto con espacios e instalaciones nuevas y remodeladas para ofrecer más exposiciones, facilidades y oferta de actividades, encaminadas a generar, en niños, jóvenes y adultos, una experiencia transformadora y formativa en torno al arte contemporáneo.

El edificio ha crecido en un 30%, conservando su emblemática forma y estética, ya que la ampliación y remodelación estuvo a cargo del arquitecto Teodoro González de León, quien junto con Abraham Zabludovsky, desarrollaron el proyecto original. En palabras de González de León: “se prolongaron las mismas formas, como el crecimiento de una planta, le salieron nuevas ramas al edificio con el mismo espíritu plástico por fuera”.






Fuente: 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Antiguo Colegio de San Ildefonso

Un poco de su historia...

Origen y evolución, siglos XVI - XIX

Los jesuitas iniciaron su labor educativa en la capital novohispana con la sucesiva fundación del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y cuatro seminarios: San Pedro y San Pablo, San Bernardo, San Miguel y San Gregorio.

De la fusión de los tres últimos nació, en 1583, el Colegio de San Ildefonso, para que todos los colegiales de la Congregación residieran en una institución bajo la tutela de un sólo rector. El nombre de San Ildefonso le fue dado en honor al Santo Arzobispo de Toledo, cuya devoción lo llevó a escribir en defensa de la limpia concepción de la Virgen María, dogma que la Compañía de Jesús ha sostenido desde su fundación. Hacia 1618 empezó a funcionar bajo el Patronato Real otorgado por Felipe III, estableciéndose así el Real y Más Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Gracias al auge económico del virreinato y al poder financiero de la Compañía de Jesús, el inmueble fue reedificado en las primeras cuatro décadas del siglo XVIII, dando paso al inmueble que hoy conocemos y que es uno de los ejemplos barrocos más sobresalientes de la arquitectura civil de la Ciudad de México.
Tras la expulsión de los jesuitas, decretada por el rey Carlos III en 1767, el edificio tuvo diversas funciones: cuartel de un batallón del Regimiento de Flandes, colegio administrado por el gobierno virreinal y dirigido por el clero secular, sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia, de algunas cátedras de la Escuela de Medicina y cuartel de las tropas norteamericanas y francesas en 1847 y 1862, respectivamente.

La Escuela Nacional Preparatoria

La historia de esta fundación jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional. En 1867, el gobierno de Benito Juárez emprendió una reforma en el campo de la educación y sus instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública creó la Escuela Nacional Preparatoria, que se estableció en el edificio del Colegio de San Ildefonso. Su primer director fue el doctor Gabino Barreda (1818-1881), quien llevó a cabo un innovador plan de estudios con base en los principios de la filosofía positivista de Augusto Comte.
En 1910, la Escuela Nacional Preparatoria pasó a formar parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra. Durante más de seis décadas continuó siendo la cuna de varias generaciones de intelectuales y destacadas personalidades.
En 1978, el inmueble dejó de ser sede del plantel núm. 1 de la Escuela Nacional Preparatoria. El edificio permaneció cerrado al público hasta 1992, cuando fue restaurado para albergar la exposición México, Esplendores de 30 Siglos.
Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es administrado por un mandato tripartita integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Distrito Federal.

En 1991, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Departamento del Distrito Federal unieron esfuerzos y recursos para restaurar integralmente este importante edificio, con el fin de recibir la magna exposición México: esplendores de 30 siglos y transformarlo en una sede para exposiciones temporales de relevancia.
El inmueble, patrimonio universitario, es administrado por un Mandato tripartita integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Gobierno del Distrito Federal.
A partir de marzo de 1994, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es un proyecto permanente, cuya nueva vocación como centro cultural le ha permitido llegar a ser un lugar de excelencia y de primera importancia en la vida de nuestra sociedad. Sus objetivos son:
  • presentar exposiciones que familiaricen al público mexicano con la riqueza y diversidad de su patrimonio artístico, así como con colecciones provenientes de museos extranjeros que no se han presentado en México y
  • realizar actividades complementarias a las exposiciones que propicien una experiencia de aprendizaje tanto para el público infantil y juvenil como para el público adulto.
Desde el inicio de esta nueva etapa, el Antiguo Colegio de San Ildefonso ha presentado importantes exposiciones nacionales e internacionales que han logrado una exitosa participación del público, así como una significativa aportación a la difusión de la cultura y el arte.

Antiguo Colegio de San Ildefonso






Fuente:  http://www.sanildefonso.org.mx/acerca_de.php

Instituto Nacional de Bellas Artes

Conoce un poco de él...

El Instituto Nacional de Bellas Artes es el organismo cultural del gobierno mexicano responsable de estimular la producción artística, promover la difusión de las artes y organizar la educación artística en todo el territorio nacional.

Alberto J. Pani
Creado mediante decreto presidencial del 31 de diciembre de 1946, bajo el nombre de propuesta presentada en 1932 por el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Alberto J. Pani, para conformar un organismo nacional que se ocupara de las diferentes ramas de las bellas artes. Sin embargo, no fue sino a mediados de los años 40, durante el gobierno del Presidente Miguel Alemán Valdes que se establece una comisión encargada de estudiar la problemática cultural del país y se funda una Institución orientada a estimular la producción artística de México para fructificar la obra de enseñanza y difusión artística que realizaba el Gobierno Federal.
Miguel Alemán Valdes
El patrimonio artístico del recién creado INBA, se integró con las pinturas, esculturas y demás obras de arte que eran propiedad del Gobierno Federal, además de los edificios públicos que albergaban dichas obras, las instalaciones de las principales escuelas de formación en las diversas ramas de las artes y todos aquellos bienes artísticos que el Instituto adquiriera o recibiera por herencia, legado o donación.

Desde su creación, el Instituto Nacional de Bellas Artes ha tenido diecinueve directores.
Durante sus años de vida, las actividades desarrolladas por el INBA han abarcado las diferentes manifestaciones en los campos de la música, la danza, las artes plásticas, la arquitectura, la literatura y el teatro, para lo cual actualmente opera los siguientes recintos y agrupaciones artísticas:

• Quince museos en la ciudad de México:
  1. Museo del Palacio de Bellas Artes
  2. Museo Rufino Tamayo de Arte Contemporáneo
  3. Museo de Arte Moderno, Museo Nacional de Arte
  4. Museo Nacional de San Carlos
  5. Museo Nacional de Arquitectura
  6. Museo Estudio Diego Rivera
  7. Museo de Arte Carrillo Gil
  8. Museo Nacional de la Estampa
  9. Museo Mural Diego Rivera
  10. Laboratorio Arte Alameda
  11. Sala de Arte Publico Siqueiros
  12. Ex Teresa Arte Actual
  13. Galería José María Velasco
  14. El Salón de la Plástica Mexicana I-II.

• Seis museos en los estados de la República:

  1. Museo de Arte e Historia de Ciudad Juárez
  2. Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca
  3. El Instituto de Artes Graficas de Oaxaca
  4. El Museo Francisco Gotilla de Zacatecas
  5. El Centro Cultural El Nigromante, en San Miguel de Allende, Guanajuato y la Tallera
  6. Museo Casa Estudio David Alfaro Siqueiros en Cuernavaca, Morelos.

Sala de conciertos
En el Palacio de Bellas Artes se encuentra ubicada la más importante sala de conciertos y ópera del país y sede del principal museo del muralismo mexicano.
 • Tres Compañías Artísticas Nacionales: Danza, Ópera y Teatro.
• La Orquesta Sinfónica Nacional
• Seis grupos musicales, que comprenden una Orquesta de Cámara y otras agrupaciones corales y de solistas.

• Doce Escuelas de Educación Artística a nivel superior:
  1. Conservatorio Nacional de Música
  2. Escuela Superior de Música
  3. Escuela de Laudería
  4. Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey
  5. Escuela de Diseño
  6. Escuela Nacional de Pintura, Grabado y Escultura La Esmeralda
  7. Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea
  8. Escuela Nacional de Danza Folklórica
  9. Centro de Investigación Coreográfica
  10. Academia de la Danza Mexicana
  11. Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello
  12. Escuela Nacional de Teatro.

• Una Escuela de Artesanías, de nivel medio superior.
• Doce Centros de Educación Artística a nivel medio y medio superior:
  1. CEDART Frida Kahlo
  2. Luis Spota Saavedra
  3. Diego Rivera
  4. Miguel Bernal Jiménez (Morelia)
  5. Juan Rulfo (Colima)
  6. Miguel Cabrera (Oaxaca)
  7. Ignacio Marino de las Casas (Querétaro).
  8. Emilio Abreu Gómez (Mérida)
  9. José Eduardo Pierson (Hermosillo).
  10. David Alfaro Siqueiros (Chihuahua)
  11. José Clemente Orozco (Guadalajara)
  12. Alfonso Reyes (Monterrey).

 • Cuatro Centros de Iniciación Artística: 
Núm. 1 Col. Roma
Núm. 2 Col. Doctores
Núm. 3 Col. Bondojito
Núm. 4 Col. Tabacalera

 • Un Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble.
 • Un Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Inmueble

 Además del manejo de estos organismos, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura apoya y subsidia el trabajo de diversos museos y grupos de danza, música y teatro (incluyendo los del teatro infantil y escolar), y organiza la presentación en México de los más importantes grupos y artistas extranjeros,
 El INBA edita, asimismo, un sinnúmero de libros de arte y de textos de formación e investigación artística.




Chapultepec - Museo Nacional de Historia

Chapultepec 

El topómino de Chapultepec procede del idioma náhuatl chapul (in) -saltamontes- y tepe (tl) .cerro o montaña-: en el cerro del chapulín.

Bosque de Chapultepec. Aquí los reyes aztecas, finos y 


civilizados, vivieron, se bañaron; aquí los adustos virreyes 

meditaron la conveniencia de transportar la ciudad a la firmeza 

seca de las lomas; aquí murieron los héroes niños bajo las balas 

del invasor; aquí Carlota escandalizó a las damas gordas de su 

corte de honor al madrugar para —¡Jesús mil veces,  Carlotita!— 

montar a caballo; aquí Elihu Root, aquí don Porfirio, aquí don 

Pancho, aquí Obregón, aquí
Calles (cuando Anzures: aquí vive el Presidente; y el que 


gobierna, allí enfrente), aquí Portes y Abelardo. Fue don Lázaro 

quien primero se abstuvo, se desterró (cultivaba una inclinación  

por desterrar a los gargantones) a los vecinos Pinos. Y ahora, por

fin aquí un museo en que lucen como lo merecen las galas y 

reliquias de nuestra Historia.
Nueva grandeza mexicana

Salvador Novo




El Castillo de Chapultepec


Desde la época más remota hasta nuestros días, la arquitectura ha prosperado siempre en estrecha relación con el poder político y económico. Bastarían sólo algunos ejemplos para percatarse de que podemos descubrir, a través de los edificios, una historia del poder en las diversas sociedades humanas.



Durante el periodo virreinal, Chapultepec fue apreciado como un lugar de descanso y esparcimiento, para lo cual se construyó, en la base del cerro, sobre los cimientos de lo que fuera residencia de Moctezuma II Xocoyotzin, un palacio que dio albergue a numerosos virreyes y visitantes distinguidos durante más de dos siglos. Sin embargo, la explosión de un polvorín a mediados del siglo XVIII, que causó serios destrozos en el edificio, llevó a tomar la decisión de que el nuevo palacio se construyera en la cima del cerro, justo en el lugar que ocupaba una antigua ermita dedicada al arcángel San Miguel.

Los trabajos se iniciaron el 16 de agosto de 1785, cuando gobernaba la Nueva España el virrey Bernardo de Gálvez. El encargado de realizar los planos fue el teniente coronel e ingeniero Francisco Bambitelli. Primero se llevó a cabo el desmonte del cerro; después vinieron las excavaciones, los cortes del terreno, la formación de terraplenes y la fábrica de los muros destinados a sostener el edificio.

Como Bambitelli tuvo que marchar a La Habana, el capitán de infantería e ingeniero Manuel Agustín Mascaró quedó al frente de las obras.

A pesar de que la construcción marchaba con rapidez, don Bernardo no tuvo la oportunidad de ver terminado el palacio porque murió el 8 de noviembre de 1786. Su repentino fallecimiento sorprendió a todos, principalmente a varios de sus enemigos que lo acusaban de construir una gran fortaleza para desde ahí desconocer al gobierno de España. Se afirma, sin el peso de la evidencia comprobatoria, que fue envenenado. 


La Corona española ordenó suspender los trabajos y subastar la obra en 60 mil pesos a pesar de que ya se habían invertido más de 300 mil pesos. Afortunadamente no hubo quien se interesara por el edificio. Ante la falta de compradores, en 1792 el virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco y Padilla, segundo conde de Revillagigedo, lo destinó para Archivo General del Reino de la Nueva España, pero el proyecto tampoco fructificó a pesar de que ya se tenían los planos de adaptación hechos por el arquitecto Miguel Constanzó.


Alexander von Humboldt llegó a la capital de la Nueva España en 1803 y visitó, entre otros sitios, el cerro y el Alcázar de Chapultepec. En su libro titulado Ensayo político del Reino de la Nueva España condenó el vandalismo de los ministros de la Real Hacienda, que en nombre de la economía empezaron a vender en subasta los vidrios, las puertas y las ventanas del edificio que se encontraba a 2 325 metros sobre el nivel del mar, dejándolo expuesto al embate de los vientos.


Finalmente el Ayuntamiento de la Ciudad de México lo adquirió en 1806, gracias a lo cual bosque y palacio se salvaron, casi de milagro, de pertenecer a un particular. 

Que paso aquí...

Durante la guerra de Independencia (1810 a 1821), el edificio estuvo abandonado y así continuó hasta 1833 en que se decretó que fuera sede del Colegio Militar. Entonces se le comenzó a conocer como “Castillo”, aunque no fue sino hasta 1844, tras hacerle varias adaptaciones y erigir en la parte más alta del cerro el “Caballero Alto” o “Torreón”, que el edificio comenzó a funcionar como Colegio.

Durante los días 12 y 13 de septiembre de 1847, el Castillo fue bombardeado por el ejército estadounidense, causándole serios destrozos. Dos años después el recinto sería devuelto al Colegio Militar, pero habrían de pasar más de 20 años antes que el edificio lograra funcionar permanentemente como centro de enseñanza castrense.


Durante el gobierno del presidente Miguel Miramón (1859-1860), quien fue ex alumno del Colegio Militar y sobreviviente de la batalla de Chapultepec durante la intervención norteamericana, se construyeron algunos cuartos en el segundo         
 piso del Alcázar.


No obstante, esa sección adquirió su fisonomía actual a partir de 1864, cuando Maximiliano y Carlota llegaron a gobernar el país y decidieron establecer allí su residencia imperial. Para lograr su propósito convocaron a varios arquitectos austriacos, franceses, belgas y mexicanos, como Julius Hofmann, E. Suban, Carl Kaiser, Carlos Schaffer, Eleuterio Méndez y Ramón Rodríguez Arangoity. Ellos realizaron numerosos proyectos arquitectónicos con el fin de hacer habitable ese hermoso espacio.

El jardín aéreo estuvo a cargo del botánico de origen austriaco Wilhelm Knechtel aunque, según Carlota, “se debió más a la mano de Max”. En tanto las obras avanzaban con rapidez, comenzaban a llegar de Europa muebles, pianos, tibores, vajillas de porcelana y de plata Christofle, óleos con los retratos de la pareja imperial, tapices, relojes de mesa, mantelería, cristalería, en fin, todo lo necesario para hacer del Alcázar un verdadero palacio. A la caída del imperio en 1867, el edificio quedó en el abandono hasta 1872.

Casi 10 años después (1876) se decretó establecer en Chapultepec el Observatorio Astronómico, Meteorológico y Magnético, que fue inaugurado dos años más tarde y sólo funcionó hasta 1883, año en que se ordenó trasladarlo al edificio del ex arzobispado en Tacubaya. ¿Las razones? El regreso del Colegio Militar y la adaptación del edificio como residencia presidencial.

El inmueble sufriría numerosas modificaciones arquitectónicas a partir de 1882, durante la gestión del presidente Manuel González. Después, a lo largo del mandato del general Porfirio Díaz, el Castillo y el Alcázar alcanzarían su mayor esplendor. Luego lo habitarían varios presidentes emanados de la Revolución Mexicana: Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y por último Abelardo Rodríguez.

El 3 de febrero de 1939, el presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, expidió la Ley Orgánica que creó el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Esta ley, en su artículo tercero, señaló como parte del patrimonio nacional al Castillo de Chapultepec para que en él se instalase el Museo Nacional de Historia con todas las valiosas colecciones del Departamento de Historia del antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía.


El Museo Nacional de Historia se inauguró en el Castillo el 27 de septiembre de 1944.





Fuente: http://www.mnh.inah.gob.mx/historia/hist_historicos.html